Traducción: Pablo Sauras | Editorial: Alba
SINOPSIS
En Shaker Heights, una tranquila y próspera zona residencial de Cleveland, todo está planeado, desde el trazado de las carreteras hasta los colores de las casas, incluso el triunfal futuro de sus vecinos. Nadie encarna mejor este espíritu que Elena Richardson, cuya vida se rige por un principio fundamental: jugar siempre dentro de las reglas sociales. La historia comienza cuando Mia Warren, artista enigmática y madre soltera, llega a esta idílica burbuja con Pearl, su hija adolescente. Mia lleva consigo un pasado misterioso y un desprecio por las reglas que acabarán amenazando esta comunidad tan cuidadosamente ordenada.
Pequeños fuegos por todas partes, segunda novela de Celeste Ng tras la celebrada Todo lo que no te conté, explora el peso de los secretos largamente guardados y la fuerza del instinto maternal. También el peligro de los que creen que llevar una vida convencional y planificada, donde se respeta el cumplimiento de las reglas, puede evitar el desastre o la angustia de intentar huir del pasado.
OPINIÓN PERSONAL
Shaker Heights es una comunidad utópica. Los vecinos son gente adinerada, nunca se producen conflictos y cumplen un sistema de normas en todos los aspectos de la vida. Los Richardson son una de esas familias acomodadas, un matrimonio feliz con cuatro hijos y una vida perfecta. Pero «Isabelle, la pequeña de los Richardson, había perdido definitivamente la cabeza y había quemado la casa».
¿Qué ha llevado a Izzy, una adolescente díscola y subversiva, a quemar la casa de su familia?
El libro retrocede en el tiempo tras el incendio y comienza cuando Mia Warren, una artista errante, y su hija adolescente Pearl se mudan a una casa de Winslow Road, propiedad de los Richarson. Su hijo Moody enseguida traba amistad con Pearl y la lleva a casa, un primer contacto que cambiará el destino de las madres. Pearl siente fascinación por los hermanos Richardson, especialmente por el hijo mayor; y estos, por la pobre huérfana y su excéntrica madre.
La libertad de la nueva inquilina «inquieta y seduce» a Elena Richardson, que ha seguido unas normas estrictas para llevar una vida tranquila. La novela enfrenta a las familias del vecindario con mujeres que se han visto obligadas a tomar malas decisiones. La autora centra su discurso moral en el altruismo con fines egoístas, el racismo sistémico y la maternidad. «Qué convertía a una mujer en madre» es uno de los debates.
Un argumento con mucho drama, bien redactado e hilado. No es un relato lineal, es una historia de historias que narra las biografías en el mejor momento posible. Una mujer decidió apagar su fuego, mientras que otras lo alimentan.
Mis peros: me ha dado la impresión de que continuamente me estaba explicando la crítica social y siento que no he leído nada nuevo.
«Le traía sin cuidado lo que pensaran de ella, y esta indiferencia la hacía peligrosa».
«Las reglas existían por una razón muy sencilla: si las seguías, te iba bien en la vida; en caso contrario, corrías el peligro de incendiar el mundo».