Traducción: Roberto Falcó | Editorial: Alianza
SINOPSIS
Los Radley solo quieren ser una familia normal en un vecindario londinense normal. En el fondo, son un matrimonio con desavenencias, dos hijos adolescentes con crisis de identidad y un tío demasiado insensato. Podría decirse que son de lo más corriente, si no fuese por el pequeño detalle de que son vampiros.
Hasta el momento, su vida ha consistido en cenas con sus vecinos de Bishopthorpe y en la abstinencia. Mucha abstinencia. Pero el caos está a punto de desatarse. Cuando atacan a Clara, la hija adolescente, de camino a casa tras una fiesta, ella y su hermano Rowan por fin descubren por qué no pueden dormir ni comer ensalada tailandesa sin miedo a asfixiarse ni salir a la calle a menos que se embadurnen de protector solar.
Con la visita de su mortalmente despreocupado tío Will y con la policía cada vez más recelosa, la vida en Bishopthorpe cambiará radicalmente.
OPINIÓN PERSONAL
El 17 de Orchard Lane es el hogar de los Radley, una familia de vampiros abstemios que se ha trasladado a un pueblo inglés para renunciar a sus antiguas costumbres. Los padres intentan hacer vida normal, Peter trabaja como médico y Helen participa en un club de lectura organizado por mujeres que no trabajan. Mientras que sus hijos adolescentes, Rowan y Clara, ignoran su naturaleza vampírica.
Los primeros capítulos nos presentan a una familia que intenta escapar de un pasado sangriento, con una pareja protagonista que atraviesa una crisis matrimonial y unos hijos adolescentes con problemas en el instituto, donde el resto de alumnos les consideran unos bichos raros. Excepto Eve, la mejor amiga de Clara y amor platónico de Rowan.
Una historia cotidiana, de las que utilizan el concepto de vampiro para escribir casi una sátira de nuestra propia sociedad. Al fin y al cabo, Peter Radley es un “hombre de maletín” con la sensación de que esta vida no debería ser suya, un humano como otro cualquiera, atrapado en una rutina sin sentido. Por su parte, Helen Radley está obsesionada con mantener a su familia lejos de la sociedad vampírica, fingiendo ser algo que no son hasta las últimas consecuencias.
Parece que aquí todos guardan secretos, unos más turbios que otros, y la llegada del tío Will hará que el pasado salga a la luz, desvelando la verdadera identidad de ciertos personajes. La novela está vertebrada en torno a un suceso que sacude a la familia, a partir de ese momento se irá desvelando la información que nos faltaba para comprender la actitud de los protagonistas y la trama alcanza un nuevo nivel de profundidad, donde explora los sentimientos de amor, la corrupción y el abuso de un poder paranormal que cuesta vidas.
Son capítulos muy, muy cortos que, en mi caso, me han interrumpido una lectura más fluida, aunque a medida que avanza la historia, el autor detalla mejor los momentos emotivos y nos sumerge de lleno en una acción con muchas escenas sueltas, pero a su vez conectadas. Es un ritmo narrativo bastante visual, casi de película, perfecto si tienes poco tiempo para leer o buscas una lectura ligera para picotear entre horas. A medida que avanzaba, me iba gustando cada vez más y me sorprende que esté pasando desapercibido.
«Es mejor como estamos ahora. Aunque eso implique que muramos más jóvenes, aunque nos sintamos como una mierda gran parte del tiempo. Es mejor ser bueno».
«¿Cómo puedes esperar que viva toda la vida sin ser yo?»
«La verdad es aquello en lo que la gente quiere creer».